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Una buena parte de las actividades humanas emplea energía la cual proviene de origen hídrico o de
combustibles fósiles. Sin embargo, la disminución en la cantidad de agua disponible, los cambios en la
calidad del aire y otros deterioros ocasionados en el paisaje están incentivando el uso de fuentes energéticas
no convencionales las cuales afectan en menor proporción la calidad del ambiente. En este artículo se emplea
el método de las sumas ponderadas para la evaluación de la calidad ambiental de las fuentes energéticas
a base de carbón, gas, eólica, solar, nuclear y biomasa. Aunque este método de selección jerarquiza las
fuentes energéticas en función de los atributos huella hídrica, huella de carbono, huella de la tierra y costo
de producción, para la puesta en marcha de proyectos energéticos deben tenerse en cuenta otros criterios y
llevar a cabo la evaluación por métodos más complejos. Los resultados del trabajo realizado arrojan que la
energía eólica, la termosolar y la de biomasa a base de la caña de azúcar son las más recomendadas porque
tienen indicadores de calidad ambiental altos. |
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